No sabemos cuáles serán las
consecuencias totales de cualquier elección, podemos hacer hipótesis basadas en
conocimientos empíricos, sin embargo, ¿Las circunstancias en que nos
encontramos podrían reproducirse alguna vez en el futuro de la misma manera? Si
no decidimos podemos sentirnos tranquilos, “Libres de culpa”, sin embargo, en
la vida siempre hay que elegir, siempre hay que tomar un camino, y al hacerlo
automáticamente surge la duda de las consecuencias que hubiesen existido si
hubiéramos ido por el otro.
No
sé a dónde me lleve cada elección, puede que ni siquiera terminemos juntos como
supuestamente creemos querer terminar, vivimos al borde de la probabilidad,
pero la estadística es inexacta como todo lo que nos han enseñado. No existe
una verdad absoluta, sólo existe la necesidad de querer saber todo.
¿Sabemos
para qué? El conocimiento hoy en día se ha vuelto una especie de armadura para
los hombres, mientras más piezas tengas (aunque sea sólo de adorno), más
valioso te vuelves para los demás, ¿Sabemos para qué? Sabemos para condicionarnos, sabemos para morirnos, sabemos para enamorar, sabemos para aplicar, pero sobre
todo sabemos para prostituir lo que sabemos.
De
una forma muy incierta en ocasiones siento como es que sigo atrapado en mi
pasado, sigo lamentando las decisiones que tomé, sigo lamentando las últimas
palabras que te dije, aunque de cierta forma, me alegra que no hayas regresado,
me alegra que no tenga que volver a dudar de tus sonrisas, o de tus palabras, o
peor aún, de tus intenciones. Estoy casi seguro de que
volverás, sólo que con un cuerpo, olor y nombre diferente…
que intenso....
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